¿Cómo la industria porcina del país carioca se desarrolló en los últimos 10 años? Mayormente, hay sensaciones entremezcladas. Ciertamente hay avances, y a la vez el progreso pudiera haber sido mucho mayor.
Un crecimiento de la producción del 20,1% (hasta los 3,63 millones de toneladas) y el aumento del 22% de las exportaciones (hasta alcanzar las 645.500 toneladas) en una década: ambos parecen pasos gigantes, y puede que lo sean, pero no cuando el tema de conversación es la industria porcina de Brasil.
El gráfico 1 muestra el desarrollo de la industria porcina de Brasil durante la última década. Estos datos fueron publicados por la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA), y una revisión más detallada muestra que el sector porcino brasileño tiene más capacidad para mejorar. El país debe hacer más para alcanzar la sostenibilidad interna económica y social en el sector, y, finalmente, para enviar su “destino manifiesto” de alimentar al mundo.
Brasil lidera el intercambio comercial mundial en términos del sector avícola y ganadero, pero es el tercer país en la exportación de carne de cerdo, lejos de Estados Unidos y Canadá. La distancia se ha aumentado en los últimos 10 años. El principal problema es la pérdida de oportunidades para desarrollar el potencial del país.
Actualmente, la industria porcina brasileña emplea alrededor de 130.000 personas directamente (más de 900.000 empleos indirectos). Produjo alrededor de 17 mil millones de dólares para el Producto Interno Bruto (PIB) en 2017 y ha pagado más de 5 mil millones de dólares en impuestos.
Brasil tiene un enorme potencial para el consumo interno de carne de cerdo, con más de 208 millones de habitantes. Ellos consumen el 81,5% de la producción total del país, por lo que solo el 18,5% restante es exportado. Aún así, los brasileños prefieren otro tipo de carne.
Este patrón es difícil de cambiar. A pesar de una campaña bien estructurada para promover la carne de cerdo durante 6 años, desde 2008 el crecimiento del consumo per cápita fue solo de 7%. El consumo total de carne de cerdo per cápita al año es de entre 14 y 15 kg, alcanzando los 14,3 kg/año en 2018 (ver gráfico 2).
Si cada persona consumiera solo un kilogramo más al año, significarían 200 mil toneladas de demanda adicional, o el incremento de casi 6% de todo el sector. Del mismo modo, el intercambio internacional podría experimentar un importante incremento, por ejemplo con Asia, Latinoamérica, África o Europa.
Ocasionalmente, el sector porcino brasileño puede considerarse una montaña rusa (ver gráfico 3). Durante los buenos tiempos, alrededor de una vez cada 5 años, parece que los productores al fin pueden avanzar a máxima velocidad, pero siempre pasa algo que acaba con el optimismo.
En el campo del intercambio comercial internacional, Rusia está frecuentemente envuelta en ese proceso debido a los embargos. En 2017, los rusos representaron el 40% de todos los envíos de Brasil. Un año después, sin embargo, las barreras comerciales contribuyeron a la reducción del 7% de las exportaciones. Fue necesario un gran esfuerzo de los representantes brasileños en todo el mundo para prevenir una contracción aún mayor.
La dependencia de pocos mercados es un problema clave para Brasil. En lugar de exportar, por ejemplo, a más de 70 países, en 2017 solo Rusia, Hong Kong y China fueron el 70% de todos los envíos. Durante los últimos 10 años, varios mercados muy significativos se han abierto a la carne de cerdo brasileña, como China, Corea del Sur y Japón. Actualmente, Brasil también negocia con México, Perú y futuras oportunidades. Los especialistas recomiendan, sin embargo, que la promoción de los tratados internacionales necesita mejorar aún más.
La crítica se centra, por ejemplo, en que la diplomacia es poco pragmática, ineficiente para eliminar barreras comerciales y está a favor de una élite de productores. Desde 2008, las exportaciones a Estados Unidos han crecido de 1,8 a 2,8 millones de toneladas. En el mismo período, la exportación de carne de cerdo canadiense aumentó de 1,1 a 1,35 millones de toneladas. Brasil, sin embargo, aumentó su producción solo de 529 mil a 645 mil toneladas.
Las preocupaciones de los productores porcinos aumentan con el gobierno central. El 20 de marzo, el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, visitó al presidente estadounidense Donald Trump. Los dos líderes anunciaron que Brasil abriría su mercado a la carne de cerdo de Estados Unidos, sin que nada se ofreciera a cambio.
Otro problema recurrente es el de la sobreproducción, la cual abarata los precios y fuerza la quiebra de los pequeños productores. Si este problema coincide con los altos precios de la soya y el maíz, la situación es aún más peligrosa para ellos. Año tras año los pequeños productores deben dejar sus actividades a favor de los productores más grandes.
Como si eso fuera poco, en 2017 surgió otro problema: el de la credibilidad y fiabilidad del sistema de inspección brasileño, tras un escándalo llamado “Carne débil”. A pesar de haber afectado solo una cantidad pequeña de mataderos del país (solo 21 de los 4.800 que existen en Brasil), el sector entero tuvo que trabajar muy duro para recuperar su credibilidad.
La nueva ministra de Agricultura, Tereza Cristina, anunció su intención de crear un nuevo modelo de “inspección propia” para la industria, el cual se implementaría pronto. En otras palabras, las compañías se convertirán en mucho más responsables de su producción y el Servicio Federal Gubernamental de Inspección (SIF) solo evaluará los productos finales.
Brasil también ha avanzado significativamente en los últimos 10 años. Los progresos están relacionados con la eficiencia, estatus sanitario, bienestar animal, la representación del sector y la percepción pública de la carne de cerdo.
Mayor producción de carne con menos cerdas
En cuanto a la eficiencia, el sector porcino brasileño albergó 15% menos cerdas para producir 25% más carne en 2017 que 10 años antes. Eso significa que cada cerda ha generado 1,85 toneladas de carne en 2017, lo cual representa 46,8% más que en 2007; un avance impresionante.
Con respecto al estatus sanitario, los productores y la industria pueden celebrar el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud Animal (OIE) en 17 estados, tras ser declarados libres de la fiebre aftosa con vacunación, y el estado de Santa Catarina, el principal exportador, fue incluso declarado libre de fiebre aftosa sin vacunación. Otros 3 estados productores (Rio Grande do Sul, Paraná y São Paulo) están camino a alcanzar el mismo estatus pronto.
No ha habido grandes brotes de la enfermedad
Adicionalmente, el país no ha sufrido ningún brote de peste porcina africana (PPA), peste porcina clásica (PPC), diarrea epidémica porcina (DEP), síndrome reproductivo y respiratorio porcino, PGE o ninguna otra enfermedad crítica en las zonas productivas más grandes desde 2007. Brasil, actualmente, puede estar orgullosa de su situación sanitaria.
Brotes aislados de PPC fueron reportados en 2018 y 2019, pero esto ocurrió principalmente en granjas pequeñas en los estados de Ceará y Piauí, a más de 500 km de la zona brasileña libre de PPC. Además, solo el virus Séneca y la influenza han sido detectados en las granjas porcinas del país, pero estas no son denunciables a la OIE.
Bienestar: alojamiento
Con respecto al bienestar animal, hay progresos que reportar. El sector profesional ha ido progresando por delante de la legislación, y algunos de los principales actores han anunciado avances hacia un mejor bienestar animal. Por ejemplo, cuatro de las más grandes compañías productoras de carne de cerdo del país, que representan más del 60% de la piara de Brasil, se ha comprometido públicamente a eliminar progresivamente las jaulas de las cerdas para 2026. Otras granjas, más progresistas, también han hecho el cambio. Todas han hecho esto antes del cambio de legislación, que será pronto. El año pasado, el gobierno brasileño lanzó una consulta pública, que llevará a la obligatoriedad de alojar a las cerdas gestantes en grupo, además de muchos otros progresos en cuanto al bienestar de los cerdos.
Bienestar: procedimientos dolorosos
La propuesta ministerial también incluye la definición de los sistemas de producción, estructuras, gestión del cuidado, indicadores de evaluación del bienestar y la productividad de la granja. Además, la propuesta cubre la mitigación de procesos dolorosos como el etiquetado en orejas, la castración y el recorte de los dientes; los procesos de eutanasia; la inclusión de enriquecimiento para animales para reducir las peleas y el estrés. Para todos esos requisitos, la fecha tope es en 20 años.
Los productores han encontrado su voz
Finalmente, los productores brasileños han conseguido encontrar formas mejores para hacerse oír por los cuerpos de representantes. De esta forma, la industria como un todo, además de la sociedad, puede ser escuchada en el congreso. Es por esto que pudieron aprobarse los avances en la legislación, y un canal abierto para el diálogo ha sido establecido tanto para la industria como para los minoristas. Y lo más importante: la carne de cerdo tiene una mejor imagen ante los ojos de los consumidores.